Bendeciré al Señor que me aconseja; aun en las noches me enseña mi corazón. Al Señor he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra no seré conmovido. Salmo 16:7, 8
confesamos que hemos pecado contra ti
por pensamiento, palabra y obra,
por lo que hemos hecho
y lo que hemos dejado de hacer.
No te hemos amado con todo el corazón;
no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Sincera y humildemente nos arrepentimos.
Por amor de tu Hijo Jesucristo,
ten piedad de nosotros y perdónanos;
así tu voluntad será nuestra alegría
y andaremos por tus caminos,
para gloria de tu Nombre. Amén.
Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros,
perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor,
nos fortalezca en toda bondad
y por el poder del Espíritu Santo,
nos conserve en la vida eterna. Amén.
Oh Dios, dígnate librarnos.
Señor, apresúrate a socorrernos.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. [¡Aleluya!]
Oh Luz Gozosa!
Salmo 23
Salmo 27
(1b) El Señor es mi luz y mi salvación,
¿de quién podré tener miedo?
El Señor defiende mi vida,
¿a quién habré de temer?
2
Los malvados, mis enemigos,
se juntan para atacarme y destruirme;
pero ellos son los que tropiezan y caen.
3
Aunque un ejército me rodee,
mi corazón no tendrá miedo;
aunque se preparen para atacarme,
yo permaneceré tranquilo.
4
Sólo una cosa he pedido al Señor,
sólo una cosa deseo:
estar en el templo del Señor
todos los días de mi vida,
para adorarlo en su templo
y contemplar su hermosura.
5
Cuando lleguen los días malos,
el Señor me dará abrigo en su templo;
bajo su sombra me protegerá.
¡Me pondrá a salvo sobre una roca!
6
Entonces podré levantar la cabeza
por encima de mis enemigos;
entonces podré ofrecer sacrificios en el templo,
y gritar de alegría, y cantar himnos al Señor.
7
A ti clamo, Señor: escúchame.
Ten compasión de mí, ¡respóndeme!
8
El corazón me dice:
«Busca la presencia del Señor.»
Y yo, Señor, busco tu presencia.
9
¡No te escondas de mí!
¡No me rechaces con ira!
¡Mi única ayuda eres tú!
No me dejes solo y sin amparo,
pues tú eres mi Dios y salvador.
10
Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
tú, Señor, te harás cargo de mí.
11
Señor, muéstrame tu camino;
guíame por el buen camino
a causa de mis enemigos;
12
no me entregues a su voluntad,
pues se han levantado contra mí
testigos falsos y violentos.
13
Pero yo estoy convencido
de que llegaré a ver la bondad del Señor
a lo largo de esta vida.
14
¡Ten confianza en el Señor!
¡Ten valor, no te desanimes!
¡Sí, ten confianza en el Señor!
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
4 Ustedes deben considerarnos simplemente como ayudantes de Cristo, encargados de enseñar los designios secretos de Dios. 2 Ahora bien, el que recibe un encargo debe demostrar que es digno de confianza. 3 En cuanto a mí respecta, muy poco me preocupa ser juzgado por ustedes o por algún tribunal humano. Ni siquiera yo mismo me juzgo. 4 Sin embargo, el que mi conciencia no me acuse de nada no significa que yo por esto sea inocente. Pues el que me juzga es el Señor. 5 Por lo tanto, no juzguen ustedes nada antes de tiempo; esperen a que el Señor venga y saque a la luz lo que ahora está en la oscuridad y dé a conocer las intenciones del corazón. Entonces Dios dará a cada uno la alabanza que merezca.
6 Hermanos, les hablo de estas cosas por su propio bien y poniendo como ejemplo a Apolo y a mí mismo. Lo digo para que por nuestro ejemplo aprendan ustedes a no ir más allá de lo que está escrito, y para que nadie se hinche de orgullo, favoreciendo a uno en perjuicio de otro. 7 Pues, ¿quién te da privilegios sobre los demás? ¿Y qué tienes que Dios no te haya dado? Y si él te lo ha dado, ¿por qué presumes, como si lo hubieras conseguido por ti mismo?
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
Cántico de María - Magnificat San Lucas 1:46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
su Nombre es santo.
Su misericordia llega a sus fieles, *
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo; *
dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos, *
y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes, *
y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, *
acordándose de la misericordia,
Como lo había prometido a nuestros padres, *
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Lectura de San Mateo 5:17-20
17 »No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor. 18 Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento. 19 Por eso, el que no obedece uno de los mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni enseña a la gente a obedecerlo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los obedece y enseña a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el reino de los cielos.
20 »Porque les digo a ustedes que, si no superan a los maestros de la ley y a los fariseos en hacer lo que es justo ante Dios, nunca entrarán en el reino de los cielos.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
Credo de los Apóstoles
Creemos en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creemos en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creemos en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.
El Señor sea con ustedes.
Oremos.
Padre Nuestro
Te rogamos, Señor.
Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos
de paz y de benevolencia,
Te rogamos, Señor.
Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y
ofensas,
Te rogamos, Señor.
Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,
Te rogamos, Señor.
Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos
condenados ante el gran tribunal de Cristo.
Te rogamos, Señor.
Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de
San Bernabé y todos tus santos, encomendándonos los
unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,
Te rogamos, Señor.
Colecta para los sábados
Oh Dios, fuente de luz eterna: Derrama tu día interminable sobre los que aguardamos tu venida, para que nuestros labios te alaben, nuestras vidas te bendigan y nuestra adoración en la mañana te dé gloria; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Colecta por la paz
Santísimo Dios, manantial de todos los buenos deseos, de todos los juicios rectos y de todas las obras justas: Concede a tus siervos la paz que el mundo no les puede dar, a fin de que nuestras mentes estén fijas en hacer tu voluntad, y para que, librados del temor de todo enemigo, vivamos en paz y tranquilidad; por las bondades de Cristo Jesús nuestro Salvador. Amén.
Colecta por la presencia de Cristo
Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.
Oraciónes del Pueblo
Con todo el corazón y con toda la mente, oremos al Señor, diciendo: "Señor, ten piedad".
Por la paz de lo alto, por la misericordia de Dios y por la salvación de nuestras almas, oremos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por la paz del mundo, por el bienestar de la santa Iglesia de Dios y por la unidad de todos los pueblos, oremos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por nuestro Obispo, y por todos los clérigos y laicos, oremos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por nuestro Presidente, por los gobernantes de las naciones y por todas las autoridades, oremos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por esta ciudad, por todas las ciudades y comunidades, y por los que viven en ellas, oremos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por un clima apacible y por la abundancia de los frutos de la tierra, oremos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por la buena tierra que Dios nos ha dado, y por la sabiduría y el deseo de conservarla, oremos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por todos los que viajan por tierra, mar o aire o el espacio, oremos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por los ancianos e inválidos, los viudos y huérfanos, por los enfermos y los que yacen en el lecho del dolor, oremos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por todos los enfermos y recluidos de nuestra congregación, y otros conocidos por nosotros:
Euphrezine Hunter, Joyce Sawyers, Darryl Mims, Bettina Joy Ayers, Eric Mims, Claudio “Shorty” and Sandi Alexander, Tanya Barbour, Don Williams, Marcie Mims, Giavanna Zlez, Salvador Gorrochino, Lucinda Frank, Guillermo Carguill, Jewelyn Mims, Doris McDaniel, Robert Edwards, Gail and Obed MacKinnon, Kadence Hutchins, Sandy Williams, Gregory Williams, Stephanie Williams, Lauretta Williams, Rosebud Cosey, John Herrera, Derek McCullough, Tommy Gurley, Paul Kaufman, Amanda Daniels, Luis Martinez, Daniel Rios, Rick, Barbara Watson, Michael Mims, Jr., Michael Mims, Sr., Sandra Mims, Brandon Williams Jr, Dorett Williams, The Bradshaw Family, Rev. Golie, Erdlay Nedrick
Oración de San Juan Crisóstomo
Dios todopoderoso,
que nos diste la gracia para unirnos en este momento,
a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común;
y que, por tu muy amado Hijo,
nos prometiste que,
cuando dos o tres se congregan en su Nombre,
tú estarás en medio de ellos:
Realiza ahora, Señor,
nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga;
y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad
y en el venidero, la vida eterna. Amén.
Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21
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